martes, 30 de diciembre de 2014

El futuro

En el futuro  podría haber masajeadores orgánicos  que alivien tu espalda de una manera inquietante, bio robots para tener sexo y mantener conversaciones interesantes sin interferencias emocionales, biorobots emocionales que generen nuevos problemas emocionales y judiciales, mundos virtuales muy reales de los cuales muchos no querrán salir más que para cumplir con sus diversas necesidades orgánicas. Lugares solitarios para los solitarios, lugares concurridos para los sociables, puntos de encuentro, reinos privados con sus propias reglas etc. Podría haber animales quiméricos para diversión de los humanos; pegasos, grifos, leones alados y también animales olvidados que vuelven a la vida y cuya referencia más obvia son los dinosaurios. En el futuro los viejos podrían inspirar mucho respeto enfundados en sus exoesqueletos de fuerza descomunal. Eso siempre y cuando existan los viejos porque quizás la ciencia elimine la vejez, o esta sea  una triste realidad que solo padezca quien no puede pagarse la eterna juventud.  Angustia pensar que los ricos lleguen a ser casi eternos, siempre jóvenes y bellos  los pobres viejos y apestados. Inquieta pensar que la gente podría diseñar a sus hijos a su gusto. Pero inquieta porque uno es un hombre del pasado, así como inquietaría a un antiguo la facilidad con la que un hombre puede adquirir apariencia de mujer en los quirófanos de nuestros días.

Quizás en el futuro haya que defender con ahínco la privacidad de la mente como último reducto de la libertad. Quizás la gente viva cercada por hackers y gobiernos intentando permanentemente piratear sus  cabezas en forma directa. Si es así la propaganda caerá en desuso como método rudimentario de control.

En un futuro indeterminado y mucho más alentador,  el mundo espiritual podría caer en el olvido como último reducto de creencias primitivas e irracionales. El mundo espiritual podría tener el mismo rango que las historias de hadas y castillos tienen en nuestros días. Y con suerte nadie tendrá mucha idea de que cosa es exactamente una religión. Ojalá la humanidad opte algún día por la razón. El placer, el bienestar, el conocimiento y la expansión universal de la especie serían los sencillos objetivos de los humanos. Pero quizás todo ello sea excesivamente optimista.
Quizás nosotros no logremos nunca llegar a la razón y lo hagan nuestros sucesores, los robots sin contaminación biológica, después de varias generaciones de reproducción y ya alejados de la influencia humana. Pero es imposible imaginar cuáles serán sus motivaciones y sus objetivos.

Quizás una asteroide, una supernova o un supervolcán acabe para siempre con cualquier posible utopía o distopía y la pequeña anécdota humana entre rápido en el amplio palacio del olvido, que seguramente alberga la mayor parte de todo lo que ha existido.