martes, 1 de julio de 2014

La bestia triste

Yo tenía un corazón puro,  y nobles sentimientos hacia mis semejantes y recibí golpes, burlas y desprecio. Entonces me hice duro como hacen todos los seres vivos para sobrevivir  y juzgo el mundo con rigor, así como a mí se me ha juzgado. Pero no juzgo a los hombres si no a sus obras. Y en silencio y soledad lloro por ellos, evitando a todos el patético espectáculo de mis emociones. Pero cada guerra, cada horror y cada desgracia es un puñal terrible que se clava en mi pecho y me pregunto aterrado ¿Qué hemos hecho? Del mundo, de nosotros mismos, del futuro de nuestros hijos ¿Qué hemos hecho? ¿Cómo es posible que hayamos fallado de una forma tan atroz? ¿Cuándo fue el día que comenzamos a escalar estas escarpadas montañas de la indignidad? ¿Qué hay en nuestro ser que nos empuja al odio, a la destrucción a la maldad bestial? De pronto todas las víctimas del mundo me miran desde sus tumbas, con una tristeza tan infinita y desoladora que mi alma no para de hacerse pedazos y miro el oscuro y aterrador universo sobre mí, que me devuelve indiferencia y olvido. Nadie responde desde allí, nadie hay que se apiade de nosotros. Y me pregunto cómo alguna vez se nos pudo haber ocurrido que existía un dios de este planeta. Si la propia naturaleza es cruel, perversa y torcida ¿Qué podíamos hacer? ¿Acaso bastaba la fuerza de nuestros ideales para vencer la muerte y la enfermedad, o la necesidad que nos obliga a ir a unos contra otros, o la búsqueda del placer que nos empuja a vivir mil penurias? Todo parece indicar que fuimos creados para ser monstruos despiadados, nosotros y los que nos precedieron, desde los dinosaurios y reptiles hasta los homínidos. ¿Entonces porqué a veces la bestia humana con la sangre aún en sus fauces es invadida por una brisa de melancolía y vislumbra en un segundo un mundo que podría ser mejor, más puro, mas bueno y más bello? Es algo que no se corresponde con la realidad que le ha tocado vivir y le añade una extraña  y dolorosa conciencia de la condición terrible en la que está atrapada.

2 comentarios:

Unknown dijo...

en este caso, tienes razon, sigo impresionada de como escribes, te juro que no paro de leerlo por que incluso en esas palabras que expresa tus sentimientos, pensamientos, me llega realmente, las comprendo y cada vez se vuelven más hermosas.

De las creencias de un Dios, se hace nulo para mi, mi madre que cree en el , me inculta y me obliga a aprender más sobre ese Dios que a monopolizado a millones de personas, no se si creer en el o no. Yo, a pesar de recibir, golpes, insultos y ser juzgada, no he cambiado mi corazon, a pesar de que pienso de otra manera, como me muestro es igual, aunque eso no va al caso.

Personas que hacen barbaridades, destruyen este mundo que es hermoso, que nos da vida ¿acaso podremos perdonarlos? ¿nosotros lo podemos perdonar? el mundo es solo un mundo igual que la vida, no es complicada, ni dificil, no es triste ni alegre, eso lo impone la persona quien la vive, no creo que se deba juzgar a un mundo que no ha hecho nada hacia a alguien, somos animales, seres feroces, ¿que tienen pensamientos? me pregunto que somos realmente, no hay un Dios, ocurren tragedias y horrores, que hace que las personas cambien.

¿para que necesitamos vivir, si vivimos en un mundo de horrores causado por nosotros mismos?

Fobos dijo...

Hola Spookie Boggie

Me alegra que este texto sea tan inspirador para ti. El tema de la existencia de un dios es un debate muy antiguo. El conflicto del hombre con respecto al ‘significado de la existencia’ es permanente. Creo que la existencia de algo que podríamos llamar Dios, no es absolutamente imposible. Lo que me parece un poco más remoto es el concepto de un dios de los humanos, preocupado especialmente por la suerte de esta especie. Al respecto tus propias palabras son muy reveladoras: “el mundo es solo un mundo igual que la vida, no es complicada, ni difícil, no es triste ni alegre, eso lo impone la persona quien la vive”. Y si existe un generador de todas las realidades posibles, ha de ser un ser de una complejidad tan extrema para nosotros, que aquello que consideramos bueno o malo, bonito o feo ha de serle al menos indiferente. Es más, no podría haber comunicación posible entre nosotros y un creador de universos, por la misma razón que la comunicación entre nosotros y las bacterias es nula.

En cuanto al mal, para nosotros es en realidad todo aquello que atenta contra la supervivencia y mejora de nuestra especie. Por tanto no puede ser un concepto moral universal. La gente que daña a sus semejantes está traicionando el mandato de la vida, contribuyendo al fracaso de una especie inteligente y con mucho potencial. No son la maldad absoluta, sino simplemente estúpidos.
¿Para qué necesitamos vivir? El significado de la vida tampoco es un valor absoluto, sino que es creado por cada individuo en un acto de libertad suprema. La búsqueda de momentos felices puede ser una motivación. También puede serlo el deseo de comprender…